En la historia
ficticia del Hijo malgastador que Jesús contó para ejemplificar el gran amor de
Dios, había un padre y dos hermanos.
El menor fue quien pidió su herencia, se
fue y malgastó todo. Luego volvió y el padre lo recibió con brazos abiertos, lo
perdonó e hizo una gran fiesta con la mejor carne de becerro, del más gordo.
También estaba el hijo mayor, que representa a
aquellos que siguen fieles a Dios pero que no están disfrutando de todas las
riquezas del Padre. El hijo mayor se
quejó ante el padre porque nunca le había dado ni un cabrito para celebrar. En el
relato el padre le dice: “Tu siempre
estás conmigo y todas mis cosas son tuyas”. Sin embargo el hijo mayor estaba como perdido en
su propia casa, no se había dado cuenta que estaba perdiendo las bendiciones del
padre o que no se daba cuenta que las estaba recibiendo.
Si eres hijo de Dios, disfruta de las riquezas del Padre
Celestial, vive una vida abundante y gozosa, con la mejor actitud. Ya no nos sintamos celosos por lo que Dios
hace con los demás. No pierdas la visión
de la vida ni quites la mirada de Jesús.
Alégrate cuando otros, que habían estado en pecado, vuelven a Dios.
Dios es soberano, Él sabe lo que hace, su deseo es que
todas las personas se salven, no importando si tienen muchos años de vida por
delante o están al borde de la muerte, si han trabajado mucho en su servicio o
habiendo vivido perdidamente, al final de sus trágicas vidas, consiguen la paz
con Dios. Mientras tanto tú como yo
podemos seguir en la casa del Padre y abrir todas las puertas de bendiciones
que aún no las hemos ni tocado, conozcamos lo que tenemos y ya no estemos
perdidos en la casa del Padre.
Por Mery Bracho
Juan 15:11-32
foto cortesía de Cristina Chirtes
Perdido en la casa del Padre. Perdido. Reflexión, meditación cristiana, bíblica, de la Biblia. Parábola del Hijo Pródigo o Perdido.