Hoy vivo un día a la vez sin estrés, sin preocupaciones que me quiten la paz, sin la angustia que lleva el no confiar en Dios, con confianza, optimismo y un espíritu dispuesto a hacer la voluntad de Dios.
El ritmo de la vida actual ha llevado a una gran cantidad de personas a sentirse agotadas, estresadas y sin mucha energía para cumplir con todas las responsabilidades,